De templo tibetano nada

A veces estás en una cita o en una cena de negocios y las cosas no van todo lo bien que te gustaría, en ese momento te levantas y usas el comodín del "¿me disculpas un momento?" y te vas a los servicios a reflexionar, fumarte un cigarro o lavarte la cara. En ese instante miras a tu alrededor y lo que pensabas iba a ser tu templo tibetano, resulta ser una galeria de anuncios que nada tiene que envidiar a las calles de Las Vegas. Es en este instante cuando te das cuenta que la Publicidad ya no respeta nada.

A modo de definición diremos que la Publicidad de Guerreilla o Marketing de Guerrilla tienen como plataforma de comunicación cualquier medio no convencional. En otras palabras, cualquier objeto con el que nos cruzamos en nuestro día a día puede ser utilizado para anunciarnos algo. Los anuncios que nos han parecido más graciosos y directos han sido colocados tanto en servicios públicos como en los de los bares, discotecas y restaurantes.


Los tenemos en los espejos



En el dispensador de jabón



En los servicios masculinos



En el papel higiénico y de manos



En las puertas, paredes y suelo



Y en los secadores




Con tal derroche de creatividad, podéis pensar que está todo inventado, pero por eso nos gusta la publicidad y el marketing, siempre habrá alguien que se invente algo nuevo.

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